lunes, 22 de agosto de 2011

JUVENTUD, DIVINO TESORO


Independientemente del grado de religiosidad de cada uno, más allá del nivel de las creencias confesionales y espirituales, debe reconocerse sin reservas que la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid, culminada con la visita de Benedicto XVI, ha supuesto un indiscutible acontecimiento a escala planetario (éste sí, querida). Resulta gozoso ver concentrados a millones de jóvenes, de modo pacífico, mandando al mundo un mensaje de paz y de esperanza, de tolerancia. Miles y miles de jóvenes hermanados, recogidos, abiertos, también rezando, concentrados en sí mismos...

Sea uno creyente católico o no, la contemplación de semejante manifestación de fe y solidaridad, proporciona satisfacción y contento a nuestro ánimo. A las gentes de bien, digo. ¡Ánimo, pues!


Dos mensajes apostólicos han sido, a mi juicio, los más relevantes de entre los que hemos escuchado: «No os avergoncéis» y «No tengáis miedo» (por el hecho de ser cristianos y de practicar el cristianismo). ¿Por qué justamente estos mensajes? Muy sencillo. La propaganda imperante en la actualidad ha asentado un sistema de creencias en la sociedad, no a base de bien, sino por las bravas, a fuerza de corrección política y de coacción. La corrección política, conlleva pensamiento único, relativismo, progresismo, laicismo, apología de la marginalidad y la transgresión, del desafuero y la anomalía. La coacción es ejercida tanto de modo directo como indirecto: mediante la intimidación física y mental, la amenaza personal y el chantaje emocional, la vigilancia ideológica y el marcaje político.

Toda esta propaganda golpea a las sociedades occidentales día tras día en las escuelas, las universidades, los medios de comunicación, en la calle, en las redes sociales, en los foros de opinión. Los comisarios políticos de la religión laica trabajan sin descanso y sin cuartel. La izquierda política y social, a diferencia de la derecha, está permanentemente movilizada, vigilante, en alerta, ojo avizor, celosa de su breviario, no vaya a ser cuestionado ni criticado o puesto en cuestión. El castigo para quien lo incumpla es represión o marginación, según los casos y el momento.

La juventud es el sector de la población más vulnerable a semejante situación de dominación ideológica y contra-cultural: tiene menos defensas y está más preocupada por la imagen.

― Si no juegas nuestro juego, entonces, amigo mío/amiga mía, no juegas con nosotros...

Según proclaman el mito y la leyenda urbana, no se puede ser joven sin ser así


¿Otra juventud es posible? No, otra juventud es real. La realidad de la juventud es distinta de la que pinta la doctrina oficial. Hay vida y libertad, juventud y alegría, diversión y compañerismo, más allá del prontuario totalitario de la izquierda política y del progresismo, del botellón y las movidas del 15-M.

Los jóvenes del mundo lo han demostrado esta semana en Madrid. Lo demuestran todos los días, discretamente, sin alardes, sin presumir. Son más y mejores que quienes tanto les odian y tanto resentimiento les tienen. Más y mejores que quienes les insultan y se burlan de ellos. Simplemente, por ser jóvenes normales, por poner a los otros (a quienes se creen los únicos, los unos, siendo, en cambio, como los hunos) en evidencia. Sencillamente, por ser jóvenes como Dios manda...

2 comentarios:

  1. Estimado Fernando, gracias por esta bellísima entrada que suscribo al 110%. Yo soy católico y he tenido la suerte de asistir a la JMJ de Madrid (mi primera). La experiencia ha sido increible y, desde luego, he vuelto con menos "miedo" todavía.

    Un abrazo,
    Juan Pablo

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  2. Gracias a ti, Juan Pablo, por tu amable comentario.

    Así me gusta verte,
    así me gusta veros,
    así me gusta vernos.
    Sin complejos, sin avergonzarse
    de las propias y libres creencias,
    sin miedo, sin sentirse intimidados
    por los bárbaros.

    Un cordial saludo.

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