viernes, 9 de marzo de 2012

'TANTOS TONTOS TÓPICOS' de AURELIO ARTETA



Aurelio Arteta, Tantos tontos tópicos, Ariel, Barcelona, 2012,  240 páginas

Hasta el propio título del libro envuelve la gran ironía desde la que está escrito este ensayo ejemplar. Cada día que pasa, el lenguaje vulgar no sólo impacta en el vulgo raciocinio de la gente ordinaria. Afecta al público, en general, sin distinciones. ¿O debemos expresarnos con corrección política, y decir el «respetable público»? Las sociedades posmodernas llevan tiempo igualándose por lo bajo, a una velocidad de vértigo. Las tareas de la educación y la cultura exigen mucho dinero y mucha subvención, pero hablar de calidad y de excelencia en estos ámbitos suena a cosa antigua, rancia, reaccionaria.

Los actores en el nuevo cine español (o no español) hablan como la gente de la calle; o sea, mal. Lo mismo que los jóvenes escritores, que cuentan sus cosas, tal y como les han ocurrido en su larga experiencia, lo que les ha ocurrido; o sea, fatal. ¿Cómo hablan en televisión los personajes que pueblan los platós, los programas de entretenimiento, los reality shows, y hasta los mismos telediarios? Bueno, de la televisión mejor no hablar... Hoy, el paradigma del habla reside en el mundo de la política y del deporte, valga la redundancia. He aquí el espejo donde se mira la muchedumbre. Y no digo más.

¿Qué dicen por ahí? Nada, en realidad. Pero todos hablan y chatean, platican y repiten lo que oyen. Opinan y comentan sobre cualquier asunto, por complejo que sea. Aprueban o desaprueban a los demás con un simple «me gusta» o «ya no me gusta». Y dialogan, dialogan mucho, que es actividad muy moderna, muy bien vista y muy de nuestros días. La sociedad se ha convertido en una masa parlanchina que, las más de las veces, no sabe ni lo que dice.

La gente habla y oye, pero no escucha. Ni siquiera a sí misma. De hacerlo tal vez corrigiese sus errores y sin sinsentidos. Llenaría de contenido sus frases vacías. Pero, hemos llegado a un punto en el que nadie quiere recibir lecciones de otro. ¿Filósofo? ¿Sabio? ¿Profesor? ¿Maestro? Nada de eso. Déjate de filosofías. Todo es muy relativo. Además, ¿por qué unos tienen que expresarse mejor que otros? Todos tenemos alguna parte de razón, ¿no? No debemos juzgar a nadie, ¿verdad que no?


Con el tópico hemos topado. Y es, precisamente, el tópico, el lugar común, la frase hecha, el ordinario lenguaje que se va extiendo en la sociedad como una riada que todo lo inunda y lo empantana. Porque esto quizá no sea lo peor de todo: la mayoría de la gente cree que los tópicos son sólo palabras, una forma de hablar, como cualquier otra, que no hace daño a nadie, que igual da.

El profesor Aurelio Arteta ha tenido el buen propósito de llamar la atención sobre los tremendos deterioros que para la salud intelectual, moral y políticas de comunidad comportan el sostener tamaños disparates. Primero, decirlos. Segundo, quitarles importancia. Se trata, entonces, de descubrir la estafa y el delito, pero también de explicar la causa. «Tal es la función primera de los tópicos: acomodarnos al grupo, arroparnos con «lo que se lleva», vestirnos a la moda verbal del momento a fin de llegar a ser de los nuestros.» (pág. 10). En cuanto a las soluciones. Muy no hay que perder nunca la esperanza...

Afirmaba el filósofo español José Ortega y Gasset que las ideas las tenemos y en las creencias estamos. Claro pensamiento, perfecto castellano. ¿Y cómo estamos en la actualidad? Pues, en una situación manifiestamente mejorable. Anegados por la coletilla y el cotilleo, por la apostilla que da la nota. ¿Algo que añadir?

«Mi cuerpo es mío; Respeto sus ideas, pero no las comparto; Bueno, es su cultura; Todos somos culpables; No es nada personal; Sólo cumplo con mi deber; Una cosa es la teoría y otra la práctica; Desapruebo lo que dices, pero defiendo tu derecho a decirlo; Todas las opiniones son respetables.»

Como loros salidos de la jaula. ¿Los tópicos? Tantos tontos que ya no caben más. ¿O sí? Todo puede pasar...

 
Aurelio Arteta es catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad del País Vasco. Autor de ensayos éticos, entre ellos La compasión. Apología de una virtud bajo sospecha (1996) y La virtud en la mirada. Ensayo sobre la admiración moral (2002). Editor y coautor de manuales universitarios como Teoría política: poder, moral, democracia (2003) y El saber del ciudadano. Las nociones capitales de la democracia (2008). Su último trabajo ha sido Mal consentido. La complicidad del espectador indiferente  (2010).



1 comentario: