domingo, 25 de noviembre de 2012

ES DIFÍCIL CONLLEVARSE CON QUIENES TODO QUIEREN LLEVARSE



«Me sumerjo estos días en la prosa elegante y clara de Ortega y Gasset —es decir, en su escritura doblemente inteligente— con el fin de comprender mejor qué es lo que nos pasa en España, o mejor, en algunas de sus partes bajas, y que no nos deja vivir ni convivir según conviene y es menester. […]

»Como en 1932, en España tenemos hoy un problema, que no es tanto un vago problema catalán cuanto algo más grave y serio que subyace en el así llamado, a menudo solapándolo, a saber: la presión de aquellos catalanes nacionalistas para quienes más Cataluña significa invariablemente menos España. Nos las vemos ahora con parejo envite soberanista, aunque, lamentablemente, no dispongamos en nuestro Parlamento de un Ortega que sepa cazarlo y desplumarlo con la necesaria firmeza y brillantez. […]


«Es conocida la postura de Ortega. El problema de la melancolía nacionalista, característica de las pequeñas regiones aquejadas por el mal de bajura estatal, esto es, por la conciencia nacional trastornada de los perpetuamente descontentos pero con aspiraciones, no tiene, en verdad, cura. Con suerte y paciencia, sólo puede conllevarse. Consiste esto en “restar del problema total aquella porción de él que es insoluble, y venir a concordia en lo demás”. Lo incuestionable, naturalmente, es la soberanía española, clave de bóveda nacional que ya en la Transición quedó constitucional y socialmente sancionada.  […]

Si Cataluña no se va de España, es España la que deviene Gran Cataluña. Sea como sea, Cataluña “se abre”. He aquí el eterno retorno del Estatuto catalán. He aquí el proyecto estatutario: primero, Cataluña über alles; después, los Países catalanes; el control del mercado de valores, por descontado; luego, la energía; próximamente, el bilingüismo de las lenguas vernáculas en todo el ámbito nacional; más tarde, ya se verá.

Así, francamente, es difícil conllevarse con quienes no paran de moverse, no saben quedarse en su sitio ni en qué siglo viven.»


Algunos fragmentos de mi columna «Conllevarse», publicada en Libertad Digital el 27 de septiembre de 2005.

domingo, 18 de noviembre de 2012

APOTEOSIS DEL ART DECÓ EN MANHATTAN


Nueva York es la ciudad ideal para quien sienta palpitar en su pecho el ánimo del urbanitas, para quien ama la ciudad, porque Nueva York es más que una ciudad: es una sucesión de ciudades. Una ciudad concentrada: el mundo concentrado en Manhattan y sus hermanas (Bronx, Brooklyn, Queens, Staten Island) en algo que es más mundo que ciudad. Nueva York te lo ofrece todo y tú eliges.

Todas las arquitecturas, todos los productos, todas las culturas, todos los espectáculos, todos los caminos se cruzan y se entrecruzan en su grandeza sin epicentro. Pero no quieras huir de ella refugiándote en uno de sus barrios buscando pureza, uniformidad y quietud, porque el alma de la ciudad se revelará en ellos golpeándote con novedad y movimiento.



Nueva York está diseñada a ritmo de jazz: es armónica, en su delirio de sonidos encontrados, y alcanza el éxtasis, en su capacidad para la improvisación creativa y sublime, sin llegar nunca a cansarse por su ritmo reiterativo ni a desfallecer por la energía compulsiva que la hace vibrar. Nueva York es, como los sueños, como el cine clásico, una ciudad en blanco y negro. Nueva York, como las radiantes fantasías, un mosaico de colores.