lunes, 3 de diciembre de 2012

'LA HERMANDAD DE LA NIEVE' de José Vicente Pascual



José Vicente Pascual, La Hermandad de la Nieve, Evohé, Madrid, 2012

El título de un libro es, en pocas palabras, su carta de presentación o tarjeta de visita. Resulta vital que las presentaciones se hagan correctamente, de modo que uno no confunda las identidades, de manera que pueda reparar en los nombres propios (de las personas, entidades y cosas), y así tenerlos presentes, a fin de que el título, digo, atrape y seduzca desde el principio, nada más verlo, al lector, que es el visitante de las páginas del libro. Conozco algunos casos en libros de amor a primera vista. El que ahora centra nuestra atención es uno de ellos.

La Hermandad de la Nieve es credencial y rúbrica a la vez, la memoria viva de una comunidad escrita por el tercer miembro del gremio que lleva tan honroso tratamiento, una congregación fraternal que a lo largo de tres generaciones se gana la vida, la hacienda y la dignidad trajinando con el frío cuajado en las altas cumbres nutridas por la borrasca. Estos hombres audaces suben a la sierra nevada con el bizarro empeño de arrancar a la montaña mágica el blanco manto que la cubre, para a continuación bajarlo a la ciudad. Allí se convierte en mercancía, en el pan nuestro de cada día del laborioso porteador, así como en frío manufacturado que compra el vecino de la villa para conservar alimentos y bebidas, manteniéndose así entero, sano y fresco el cuerpo de la ciudad y sus habitantes.

En la presente obra, el lector encontrará el libro de familia de un linaje de neveros que es también la memoria de una relevante época histórica, como acaso todas lo sean. Siglo XVI. España reconquista su propia materia y forma, tras derrotar y expulsar al moro de Granada, donde los Católicos Reyes dan fe de la victoria. Han sido siglos de contienda y lucha por la existencia, el patrimonio nacional y el honor de unos pueblos que desean reunirse en un mismo y unitario destino. Leyendo esta aventura llega uno a participar de una experiencia intensa y emotiva, aquella en la que la épica y la lírica, la elegía de una mancomunidad de neveros, se hermana con el destino de una nación, España.


Los amores y los desamores, los abrazos y las estocadas, los lances y las lanzadas, las fidelidades y las traiciones, los ocios y los negocios, los tratos y los contratos, los grandes asuntos humanos, en fin, parecen aquí involucrarse de manera nada forzada con los acontecimientos de una nación en marcha. La familia de Bayos, la Hermandad de la Nieve y España forjan al tiempo su ser y existir, empeñados en no sufrir merma en su linaje, ascendencia y futuro, en sus bienes, credos y creencias. 

La historia se hace a base de gestas, pero también de gestos, de acciones cotidianas realizadas por gente corriente, pero no necesariamente—como tanto suele repetirse—anónima. El resto, lo no contado, es silencio, misterio como el que envuelve a la Mujer que no Dice su Nombre, aunque todos lleguemos a comprender, aun sin declararse, cuál es: el arcón que contiene el arcano, la memoria de un pueblo tras la morada. Para que el decurso y el discurso de los hechos no se pierdan en la noche del olvido, para eso está el bardo, el trovador, el narrador, a la sazón, miembro de la familia.

Henos ante un perfecto ejemplo de cómo armar debidamente un libro dentro de un género —poliédrico y vasto, no pocas veces también bastardeado— como es la novela histórica. Porque el caso es que la clave de bóveda de una lograda novela histórica reposa en una circunstancia principal: más que de contarnos la historia, se trata de contarnos, ante todo, una historia. No pocos libros impresos bajo dicho epígrafe son compuestos a modo de ensayos o tratados camuflados de historia, aunque, eso sí, adornados por un ligero y tenue relato, a menudo con una función más de pretexto de que texto principal. En La hermandad de la nieve el bosque (la crónica de los acontecimientos) no impide ver los árboles (la aventura de los personajes), sino que los envuelve y cobija; no los ahoga, sino que, junto a ellos, crea su propio oxígeno.

Ya lo ven ustedes. La hermandad de la nieve es el noble y luminoso título de la última novela, hasta la fecha, publicada por José Vicente Pascual, tan curtido en el oficio como los héroes del libro en el suyo, tan contumaz, tan leal a la tradición, como ellos. Empezamos bien, ¿no les parece? La trama de la novela, lo que viene tras el encabezamiento es un cuerpo de texto que el lector tendrá que descubrir por sí mismo. Sin revelar nada del contenido, sí adelanto que encontrará, ciertamente, páginas impresas negro sobre blanco, pero, sobre todo, palabras expertas y hermosas que visten las hojas cubiertas de níveo elemento, huellas sobre el camino de nuestra historia, que dan cuenta de una travesía literaria apasionante y conmovedora, tan blanca y pura como la nieve, tan dura como el hielo, tan real como la vida misma, tan imaginaria como la memoria.


2 comentarios:

  1. Lo tengo pendiente de leer pero cada vez estoy más impaciente a la vista de tantos halagos.

    Saludos.

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