martes, 3 de enero de 2017

EL HUMOR ENTRAMPADO SEGÚN ALAIN


«Según la lógica de la exasperación, no hay cosa mejor que rascarse. Consiste ésta en escoger el propio mal y en vengarse de uno mismo. El niño ha ensayado ese método desde el primer día. Grita para hacerse oír; se enfada por estar enfadado y se consuela diciéndose que no se va a consolar; lo que se dice “estar de morros”. Apenar a quienes se ama hasta apenarse uno mismo. Castigarles para castigarnos. Avergonzado de ser ignorante, hacer promesa de no leer nunca más. Obstinarse en la obstinación. Toser con indignación. Remover malos recuerdos; afilar la propia punzada; repetirse, con trágica destreza, aquello que nos hiere y humilla. Interpretar las cosas según el principio de que siempre sucederá lo peor. Suponer que los demás son malvados para serlo uno también. Actuar sin fe y hablar luego de fracaso: "Lo hubiese apostado; mi sabida mala suerte". Mostrar aburrimiento y encontrar aburridos a los otros. Aplicarse en ser desagradable y sorprenderse de resultar desagradable. Buscar el sueño furiosamente. Poner en duda cualquier motivo de alegría; poner a todo objeciones y mala cara. Y en tal estado, juzgarse a sí mismo. Decirse: "Soy tímido; soy torpe; pierdo la memoria; envejezco”. Ponerse feos y mirarse al espejo. He aquí el humor entrampado.»


Fragmento del ensayo «Humor» (21 diciembre 1921) en Alain, Propos sur le bonheur (1928)