lunes, 12 de noviembre de 2018

EL PACIFISMO Y SUS ESTADOS DE EXCEPCIÓN



Llama poderosamente la atención en el pacifismo sus estados de excepción. Esto es, la capacidad demostrada para activarse o desactivarse según los casos, para movilizarse o desmovilizarse según el momento, para cambiar de bando, para atacar o retirarse, para decir esto o aquello, para cambiar el discurso dadas las circunstancias, para vocear o callar. El pacifista dice ser contrario a los conflictos bélicos, aborrece la violencia y ama la paz, prefiere hacer el amor a la guerra. Pero no siempre. Depende de quienes sean los contendientes, el tipo de conflicto, la clase de violencia que se trate, el momento de los hechos. Al pacifismo no le afecta el principio de contradicción, mas sí la excepción.

No se trata sólo de que a menudo los pacifistas empleen métodos muy virulentos para manifestarse. Ocurre además que, hijos de la indignación, exhiben sus pancartas o las pliegan (orden de repliegue) selectivamente. Se oponen frontalmente a la Primera Guerra Mundial, más no necesariamente a la Segunda (suelen ser anfifascistas, enemigos del nazismo y… la URSS formaba parte, en esta ocasión, del bloque aliado). La guerra les enfurece (la de Corea, la de Vietnam, la de Irak...); el terrorismo, en cambio, se les antoja, por lo común, un asunto muy complejo y aun justificable. Las guerras entre naciones (en la que se enfrentan ejércitos y fuerza militares) no son buenas, mas las revoluciones y las rebeliones, las insurrecciones  (populares), las algaradas y las manifestaciones, los motines y los piquetes sindicales, los disturbios sociales y los sabotajes, las acciones de protestas, las movidas, las sentadas y los levantamientos, las concentraciones, son otra cosa. Las llamadas genéricas a la paz son otro cantar. No son malas, pues tienen su fundamento y sus causas. La excepción que confirma la regla. Sin novedad en el frente.

La cosa es casi de película.



En el ensayo Mervyn LeRoy y Lewis Milestone, cine de variedades vs. de trinchera (2013) analizo, a partir de la filmografía del segundo cineasta mencionado en el título, esta cuestión, presuntamente bastante inadvertida y, en su caso, hasta incomprensible, así como la traslación que tal actitud conlleva en las tareas de propaganda camufladas como obras artísticas.

He aquí un fragmento del mismo:


«Sucede que Lewis Milestone, etiquetado por muchos de aquellos que dicen conocer su obra, como especialista en el género bélico/antibélico, modifica bruscamente la perspectiva de la guerra en las películas que dirige, según la guerra y la circunstancia que se trate.

Milestone adopta un postura netamente pacifista y contraria a la guerra en su título icónico, All Quiet on the Western Front (Sin novedad en el frente, 1930), situado en la Primera Guerra Mundial, el cual, en buena medida, como ya ha sido dicho, ha llegado a erigirse en el documento de identidad cinematográfico del realizador, supuestamente sin fecha de caducidad. No obstante, el cineasta se revela de pronto notoriamente beligerante en el momento de abordar cintas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. En este segundo caso, emerge un Milestone combativo frente al totalitarismo nazi y fascista (a menudo ambas categorías son confundidas entre sí en el guión de los films que tratan este episodio histórico), al tiempo que decidido apologista de la acción popular armada y de la guerrilla; a la vez que aflora un Milestone tolerante con el totalitarismo comunista, según queda puesto de manifiesto en dos títulos realizados en años sucesivos: Our Russian Front (1942) y The North Star (1943). Finalmente, en los primeros años cincuenta, con la Guerra Fría y la guerra de Corea en ciernes, y una vez modificado el cuadro bélico de los contendientes, Milestone retoma el discurso pacifista y condena los horrores de la guerra (de nuevo expresado así, en general) en los últimos dos títulos de su carrera encuadrados en ese género: Halls of Moctezuma (Situación desesperada, 1950) y Pork Chop Hill (La cima de los héroes, 1959).

Aun quedaría un aspecto más que señalar sobre el singular antimilitarismo y pacifismo en el cine de Milestone. Descubrimos en él una gran diferencia en el modo que tiene de involucrarse en las distintas tramas según aborde una situación bélica— con dos ejércitos enfrentados— o una guerra civil —con un levantamiento popular, una revolución, una misión especial, una rebelión, un motín—. Este segundo escenario es el que está presente, por ejemplo, en títulos como The General Died at Dawn (1936), The North Star (1943), Edge of Darkness (Al filo de la oscuridad, 1943), Mutiny on the Bounty (1962).


En el año 1942, en colaboración con el célebre documentalista Joris Ivens (galardonado con el premio de la Paz Internacional en 1954 y el Premio Lenin en 1968), Milestone se encarga de montar el documental Our Russian Front, cinta producida por ambos cineastas para la Russian War Relief Inc., primera incursión cinematográfica de Milestone en la Segunda Guerra Mundial. El film está narrado por el actor Walter Huston, quien también intervendrá al frente del reparto en The North Star y, ese mismo año, en Mission To Moscow (Misión en Moscú, 1943), film dirigido por Michael Curtiz; por lo demás, el célebre actor es el narrador en la serie de documentales Why We Fight (Por qué luchamos, 1942-1945), dirigidos por Frank Capra, el quinto de los cuales, The Battle of Russia (La batalla de Rusia), está dedicado al frente del Este. Estas producciones están enmarcadas en la campaña propagandística de la época, montada por determinados organismos oficiales norteamericanos con el fin de apoyar el esfuerzo de guerra soviético después que en junio de 1942, tras la ruptura del pacto Hitler-Stalin, las tropas del ejército alemán invadieran suelo ruso. Desde ese momento, la URSS pasaba a formar parte del bloque aliado, junto a Estados Unidos, enfrentado a las fuerzas del Eje.» 



2 comentarios:

  1. Acabas de poner el dedo en la llaga. Lo que dices es algo que TODOS hemos percibido pero para mí es la primera vez que lo veo expresado de manera tan diáfana.
    el mejor ejemplo es lo que estamos viviendo en Venezuela con un gobierno que se proclama pacifista pero en realidad es todo lo contrario al apoyar a ultranza todo grupo terrorista tanto de América, España o el medio oriente

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    1. Gracias, Alí, por el amable comentario. También tú expresas con claridad meridiana la situación que vivimos en Venezuela, en España y, ay, en tantos otros países. Ánimo y a resistir.

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