Llama poderosamente la atención
en el pacifismo sus estados de excepción. Esto es, la capacidad demostrada para activarse o
desactivarse según los casos, para movilizarse o desmovilizarse según el
momento, para cambiar de bando, para atacar o retirarse, para decir esto o
aquello, para cambiar el discurso dadas las circunstancias, para vocear o callar. El pacifista dice ser contrario a los conflictos bélicos, aborrece la
violencia y ama la paz, prefiere hacer el amor a la guerra. Pero no siempre.
Depende de quienes sean los contendientes, el tipo de conflicto, la clase de
violencia que se trate, el momento de los hechos. Al pacifismo no le afecta
el principio de contradicción, mas sí la excepción.
No se
trata sólo de que a menudo los pacifistas empleen métodos muy virulentos para
manifestarse. Ocurre además que, hijos de la
indignación, exhiben sus pancartas o las pliegan (orden de repliegue)
selectivamente. Se oponen frontalmente a la Primera Guerra Mundial, más no
necesariamente a la Segunda (suelen ser anfifascistas, enemigos del nazismo y… la
URSS formaba parte, en esta ocasión, del bloque aliado). La guerra les enfurece (la de Corea, la de Vietnam, la de Irak...); el terrorismo, en cambio, se les antoja, por lo común, un asunto muy complejo y aun justificable. Las guerras entre naciones (en la que se enfrentan ejércitos y fuerza
militares) no son buenas, mas las revoluciones y las rebeliones, las insurrecciones (populares), las algaradas y las
manifestaciones, los motines y los piquetes sindicales, los disturbios sociales
y los sabotajes, las acciones de protestas, las movidas, las sentadas y los levantamientos, las concentraciones,
son otra cosa. Las llamadas genéricas a la paz son otro cantar. No son malas, pues tienen su fundamento y sus causas. La excepción
que confirma la regla. Sin novedad en el frente.
La cosa
es casi de película.
En el ensayo Mervyn
LeRoy y Lewis Milestone, cine de variedades vs. de trinchera (2013) analizo, a partir de la
filmografía del segundo cineasta mencionado en el título, esta cuestión, presuntamente bastante
inadvertida y, en su caso, hasta incomprensible, así como la traslación que tal
actitud conlleva en las tareas de propaganda camufladas como obras artísticas.
He
aquí un fragmento del mismo:
«Sucede
que Lewis
Milestone, etiquetado por muchos de aquellos que dicen conocer su obra,
como especialista en el género bélico/antibélico,
modifica bruscamente la perspectiva de la guerra en las películas que dirige,
según la guerra y la circunstancia que se trate.
Milestone
adopta un postura netamente pacifista y contraria a la guerra en su título
icónico, All Quiet on the Western Front
(Sin novedad en el frente, 1930), situado en la Primera Guerra Mundial, el cual, en buena medida, como ya ha sido
dicho, ha llegado a erigirse en el documento de identidad cinematográfico del
realizador, supuestamente sin fecha de caducidad. No obstante, el cineasta se
revela de pronto notoriamente beligerante en el momento de abordar cintas
ambientadas en la Segunda Guerra Mundial.
En este segundo caso, emerge un Milestone combativo frente al totalitarismo
nazi y fascista (a menudo ambas categorías son confundidas entre sí en el guión
de los films que tratan este episodio histórico), al tiempo que decidido
apologista de la acción popular armada y de la guerrilla; a la vez que aflora
un Milestone tolerante con el totalitarismo comunista, según queda puesto de
manifiesto en dos títulos realizados en años sucesivos: Our Russian Front (1942)
y The
North Star (1943). Finalmente, en los primeros años cincuenta, con la Guerra Fría y la guerra de Corea en ciernes, y una vez modificado el cuadro bélico
de los contendientes, Milestone retoma el discurso pacifista y condena los
horrores de la guerra (de nuevo expresado así, en general) en los últimos dos títulos de su carrera encuadrados en
ese género: Halls of Moctezuma (Situación
desesperada, 1950) y Pork Chop Hill (La cima de los héroes, 1959).
Aun
quedaría un aspecto más que señalar sobre el singular antimilitarismo y
pacifismo en el cine de Milestone. Descubrimos en él una gran diferencia en el
modo que tiene de involucrarse en las distintas tramas según aborde una situación bélica— con dos ejércitos enfrentados— o una
guerra civil —con un levantamiento popular, una revolución, una misión
especial, una rebelión, un motín—. Este segundo escenario es el que está
presente, por ejemplo, en títulos como The General Died at Dawn (1936), The
North Star (1943), Edge of Darkness (Al filo de la oscuridad, 1943), Mutiny
on the Bounty (1962).
En el
año 1942, en colaboración con el célebre documentalista Joris Ivens (galardonado con el premio de la Paz Internacional en
1954 y el Premio Lenin en 1968), Milestone se encarga de montar el documental Our Russian Front, cinta producida por
ambos cineastas para la Russian War
Relief Inc., primera incursión cinematográfica de Milestone en la Segunda
Guerra Mundial. El film está narrado por el actor Walter Huston, quien también intervendrá al frente del reparto en The North Star y, ese mismo año, en Mission To Moscow (Misión en Moscú, 1943), film dirigido por Michael Curtiz; por lo demás, el célebre actor es el narrador en la
serie de documentales Why We Fight (Por qué luchamos, 1942-1945), dirigidos
por Frank Capra, el quinto de los
cuales, The Battle of Russia (La batalla de Rusia), está dedicado al frente del Este. Estas producciones
están enmarcadas en la campaña propagandística de la época, montada por determinados
organismos oficiales norteamericanos con el fin de apoyar el esfuerzo de guerra
soviético después que en junio de 1942, tras la ruptura del pacto
Hitler-Stalin, las tropas del ejército alemán invadieran suelo ruso. Desde ese
momento, la URSS pasaba a formar parte del bloque aliado, junto a Estados
Unidos, enfrentado a las fuerzas del Eje.»
Acabas de poner el dedo en la llaga. Lo que dices es algo que TODOS hemos percibido pero para mí es la primera vez que lo veo expresado de manera tan diáfana.
ResponderEliminarel mejor ejemplo es lo que estamos viviendo en Venezuela con un gobierno que se proclama pacifista pero en realidad es todo lo contrario al apoyar a ultranza todo grupo terrorista tanto de América, España o el medio oriente
Gracias, Alí, por el amable comentario. También tú expresas con claridad meridiana la situación que vivimos en Venezuela, en España y, ay, en tantos otros países. Ánimo y a resistir.
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