domingo, 13 de marzo de 2022

LA VIDA POBRE ANIMALIZA A LOS HOMBRES

 


«Asimismo, la condición necesaria, aunque no la suficiente, para ser plenamente libre es la riqueza. La riqueza de las naciones y de los individuos permite que los ciudadanos no queden sometidos a la peor de las servidumbres: la miseria. La depauperación de las personas y las sociedades concentra en su interior funesto el genuino significado de lo que cabe entender por carestía de la vida.

»Una vida carente de libertad conduce a una existencia menesterosa, obliga a las personas, literalmente hablando, a la estrechez, a conformarse con poco, a un subsidio, a una caridad, por favor, a ir tirando con un poco de aquí y otro de allá, con lo que pueda cogerse de cualquier sitio, no con lo que sean capaces de producir, obtener y ganar por efecto del propio esfuerzo, trabajando, emprendiendo constantes proyectos, arriesgando, soñando con ir a más. La vida pobre animaliza a los hombres, los rebaja y devalúa hasta niveles insoportables para la dignidad humana. [...]

»"¡Que los ricos paguen la crisis que ellos han provocado!" "¡Más impuestos para los ricos!" "¡Los pobres siempre tienen que pagar los platos rotos!" Cosas así tiene uno que oír todos los días, ay, por acá y por allá. Me pregunto por qué quienes semejantes disparates profieren no hablan con propiedad, no gritan lo que acaso quieren decir, pero no saben expresar con claridad; por ejemplo: "¡Abajo la riqueza!" "¡La pobreza y los miserables al poder…!"

Tras el derrumbe del Muro de Berlín, en los primeros compases del siglo XXI, aquel que hoy mantiene todavía el bruto discurso o la dialéctica en contra de los ricos y en defensa de los parias de la Tierra, no es, justamente hablando, un superviviente, sino un zombi, o acaso un ave poco felix, que renaciendo de sus cenizas, amenaza con incendiarlo todo, otra vez. ¡Y todavía hay quienes le escuchan y atienden! ¡Pobres...!»


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Fragmentos de la Introducción al ensayo La riqueza de la libertad (2017).



sábado, 5 de marzo de 2022

GUERRA VIRTUAL EN EL HORIZONTE DE LA NUEVA GUERRA



El actual conflicto entre Rusia y Ucrania está dando mucho de que hablar, adquiriendo el rasgo de Noticia por antonomasia, sobre la que todo el mundo tiene opinión, sin saber, realmente, lo que ocurre. No espere el lector en esta entrada del blog otra opinión más al respecto. Tampoco sé si tiene solución; me refiero tanto al conflicto en sí, cuanto a la reacción popular sobrevenida. Mi oficio no es el de solucionar los problemas del Universo, sino de esclarecerlos. 

Acción y reacción. Algo semejante sucedió con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 lanzados contra América, alguna de cuyos más trágicas escenas fue contemplada y comentada en directo en todas las televisiones y emisoras de radio del mundo. Algo parejo sucedió en la guerra de Kosovo y más allá de... (Kosovo and beyond), subtítulo del ensayo Guerra virtual (Virtual War), escrito por Michael Ignatieff y publicado en el año 2001. Vale la pena releerlo en estos momentos. 

Allí encontramos algunas de las claves de lo que está pasando hoy a nivel planetario: guerra virtual, enmascarada, teledirigida, una nueva guerra que se enmarca en el contexto de la Guerra Global, en la que los episodios nacionales son necesariamente internacionales, están interconectados, programados y planificados en conjunto, sean guerras o guerrillas, «pandemias» o mascarillas, con el fin de solaparse unas a otras, y así turbar y confundir, todavía más, a la población y a la «opinión pública»

Acción y reacción. A menudo, algunos árboles no dejan ver el bosque. A veces, los aldeanos globalizados, no ven lo que tienen ante sí, o cambian de acera para no toparse con ello, aunque vislumbran el más allá con suma claridad y se indignan sobremanera en nombre de la Paz. En ocasiones, ocurre al revés, porque el mundo ha sido puesto del revés.

Reproduzco a continuación los primeros fragmentos del libro y la reseña editorial del mismo:


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«En mayo de 1999, en el vasto campamento que se extendió de la noche a la mañana bajo los cielos de Macedonia, la petición desesperada que se podía escuchar por doquier no hacía referencia a la comida o al agua, sino a los teléfonos móviles, necesarios para localizar a los hijos, a los maridos o a los padres perdidos en el caos de Kosovo. De las llamadas telefónicas vía satélite a los misiles guiados por láser, se trataba de una guerra de finales del siglo XX, en la que imperaba la tecnología. En las guerras «reales» se movilizan naciones enteras, los soldados combaten y mueren y se producen victorias. En la guerra virtual, puede que ni siquiera se declaren hostilidades. Los combatientes son pilotos de caza y programas de ordenador, la nación es la audiencia televisiva y en lugar de victoria sólo existe un final incierto. 

Kosovo fue una guerra virtual: allí combatieron pilotos a 5.000 metros de altura, fue dirigida por generales que contemplaban la batalla únicamente a través de la perspectiva de sus pilotos, y nos fue narrada por medios de comunicación rivales que proporcionaban versiones distintas de las consecuencias: una guerra en la que combatieron los estadounidenses y las fuerzas de la OTAN pero sólo murieron los serbios y los kosovares. Michael Ignatieff ha recorrido las zonas en las que se desarrolló el conflicto durante una década, realizando emotivos reportajes y llevando a cabo lúcidos análisis. Pero Kosovo supuso un cambio cualitativo en la historia de las agresiones armadas, y en Guerra virtual»