domingo, 23 de septiembre de 2012

ULISES DESATADO




El año 1979, el filósofo Jon Elster, noruego de origen pero establecido e incorporado al ámbito académico norteamericano desde los mismos años 70, publicaba uno de sus libros más celebrados, Ulises y las Sirenas. En él iniciaba una prometedora exploración e interpretación de los mecanismos humanos de la racionalidad —sus grados y diferencias con la conducta animal—, los cuales eran ordenados en una jerarquía epistémica que iba desde la racionalidad perfecta hasta la cruda irracionalidad. 

En mitad de la gradación situaba a la «racionalidad imperfecta», o comportamiento afectado de flaqueza de voluntad: debilidad del querer que tiende a infrautilizar la capacidad racional del hombre, pretendiendo, por ejemplo, proyectar fines y preferencias de modo indirecto o diferido, a través de los demás sujetos y de estrategias ad hoc. Esta clase de racionalidad devaluada quedaba allí ingeniosamente ejemplificada por el episodio homérico de Ulises atándose a sí mismo al mástil del navío por temor a ser seducido por la melodía de las Sirenas.
 
Más de veinte años después, tras una obra rica en crecimiento y permanente puesta al día, siempre bajo la dirección controlada de la teoría de la elección racional, Elster recupera de nuevo el argumento nuclear de aquel texto con el fin de explicar mejor cómo y por qué la gente se ata y se restringe a sí misma en sus acciones. Transcurrido este tiempo, más allá de la incorporación de cambios descriptivos a la temática desplegada, Elster emprende en Ulises desatado una profunda revisión normativa de la misma. Lo que en un primer instante fue interpretado como una imperfección, y aun una anomalía, del comportamiento humano —el compromiso previo y la restricción—, en el momento presente de la investigación es visto como un repertorio de herramientas y estrategias de la acción, que si bien no exigen la dimisión de la racionalidad efectiva, sí la acompañan para adiestrarla y permitir así que nave y capitán lleguen a buen puerto. 

Elster, pues, desata a Ulises porque comprende finalmente la decisión de éste. Es más, lo desculpabiliza y lo rehabilita para la acción racional: a pesar de que no siempre somos racionales, y en no pocas ocasiones nos conducimos como seres irracionales sin más, dejándonos arrastrar por  tentaciones, pasiones, deseos compulsivos, cambios bruscos de preferencias e inconsistencias varias, «podemos saber que somos irracionales, podemos utilizar estrategias de precompromiso para protegernos». Es decir, queremos y elegimos ser racionales, después de todo.

Una teoría de las restricciones

Elster se confiesa convencido de la indeterminación de la propia teoría de la elección racional, hasta el punto de que más que persistir en el esfuerzo de levantar una teoría de la racionalidad, ahora habla explícitamente de avalar con exámenes y pruebas una teoría de las restricciones en los más diferentes campos. La firmeza de la disposición y la variedad de las áreas estudiadas hacen especialmente atractiva la lectura del nuevo trabajo de Elster. 

Desde la exploración de tipos de fundamentalismo religioso —la secta amish y su déficit de modernización—, del comportamiento adictivo —estrategias de autorrestricción para frenar el hábito del tabaco, el alcohol, el juego—, de las instituciones políticas —las constituciones políticas elaboradas para vincularse los ciudadanos consigo mismos y con los demás—, hasta el análisis de la creatividad y las restricciones en las artes —los probables beneficios de las películas en blanco y negro y silente frente al cine en color y sonoro, de la narración corta frente a la novela, la improvisación en la música jazz, etcétera—, el libro recorre una larga lista de situaciones y actuaciones humanas que muestra, casi diría que demuestra, que a menudo menos es más. O lo que es lo mismo, que muchas veces se revela más provechoso el tener menos opciones, al objeto de actuar mejor, que el disponer de la abundancia, lo que vendría a significar a fortiori, tener en exceso, o sea, de más.



Bajo el título de «Cuando menos es más» escribí la reseña del libro Ulises desatado. Estudios sobre racionalidad, precompromiso y restricciones de Jon Elster (Gedisa. Barcelona, 2002). Fue publicada en Blanco y Negro Cultural, Suplemento cultural del diario ABC, Madrid, nº 608, el 20 de septiembre de 2003. Ahora la reproduzco en Los viajes de Genovés porque de viajes y viajeros va la cosa, después de todo.

4 comentarios:

  1. Gracias por ser tan didácico Fernando. Me ha encantado el post, he intentaré buscarle un hueco al libro.

    Saludos
    Roy

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    1. Gracias a ti, amigo Roy, por tu fidelidad lectora y tu acompañamiento en estos viajes por ciudades y libros.

      Saludos y felices viajes

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  2. Interesante post de un autor, que le en la facultad un libro—P.O. del catedrático J. Millán—“Leibniz y la formación del capitalismo” 1975, todavía en vigor universitario; un tostonazo. Tenía 21 tacos (era más divertido ver a Scorsese y su interpretación de capitalismo) y las sirenas me seducían como a Ulises en el bar de “la facu”. Me ha gustado el paralelismo que planteas en ese artículo de 2003. Eran tiempos post 11S de los choques de civilizaciones de Huntington y el agorero Kaplan. Sirve a día de hoy. La verdad que el mundo ha cambiado poco intelectualmente —caprichoso e igual de intolerante— salvo en el uso de iphone´s y demás gadgets. Saludos

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    1. Lo mismo pensé yo con respecto a la atualidad de esta cuestión cuando me decidí por desempolvar esta antigua reseña. Nada nuevo bajo el sol...

      Con todo, es muy interesante seguirle la pista a Elster. Un magnífico pensador.

      Saludos y felices viajes

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