¿Qué
entendemos por «espíritu de Munich»?
Atendamos a esta exposición: «”El espíritu de Munich” alude así a una
política de estados y pueblos que rechazan confrontar una amenaza e intentan
obtener paz y seguridad mediante la conciliación y el apaciguamiento o,
incluso, en algunos casos, la colaboración activa con los criminales.» (Bat
Ye'or, “El retorno de Munich: el espíritu de Eurabia”, GEES [Grupo de Estudios
Estratégicos]).
El día 5 de
octubre de 1938, en respuesta al célebre «acuerdo de Munich» firmado, entre
otros, por Arthur Neville Chamberlain y Adolf Hitler (29 de
septiembre de 1938), Winston Churchill
pronuncia un memorable discurso ante la Cámara de los Comunes en Londres donde
rebaja la euforia desatada tras el regreso del por entonces Primer Ministro
británico de su cita en Baviera. Repasemos algunos pasajes del speech de
Churchill:
«Lo máximo
que ha sido capaz de conseguir [Chamberlain] para Checoslovaquia y en las
cuestiones sobre las cuales todavía no se había llegado a ningún acuerdo, ha
sido que el dictador alemán, en lugar de agarrar los víveres de la mesa, se
conformase con hacer que se los sirvieran, plato por plato.»
* * *
«Se puede
poner un ejemplo muy sencillo, si la cámara me permite modificar la metáfora.
Se exigió una libra esterlina a punta de pistola. Cuando se entregó, se
exigieron dos libras esterlinas a punta de pistola. Al final, el dictador
accedió a tomar una libra, diecisiete chelines y sesenta céntimos y el resto,
en promesas de buena voluntad para el futuro.»
***
«Siempre he
defendido la opinión de que mantener la paz depende de la acumulación de
elementos disuasivos contra el agresor, unida a un esfuerzo sincero por repasar
los agravios.»
* * *
«Nos hemos visto reducidos desde una posición
en la cual la misma palabra “guerra” sólo la habrían usado las personas que
querían ir a parar a un manicomio. Hemos descendido desde una posición de
seguridad y poder (poder para hacer el bien, poder para ser generosos con un
enemigo vencido, poder para ponernos de acuerdo con Alemania, poder para
concederle la compensación adecuada por sus agravios, poder para impedir que
siguiera armándose, si queríamos, poder para tomar las medidas que nos
parecieran correctas, por la fuerza, por misericordia o por justicia)... hemos
descendido, en cinco años, desde una posición segura e incuestionable hasta
donde estamos ahora.»
* * *
«En lo que
respecta a este país [Reino Unido], la
responsabilidad debe recaer en los que ejercen un control indiscutible sobre
nuestros asuntos políticos, que ni evitaron que Alemania se rearmara, ni se
rearmaron a su vez a tiempo.»
* * *
«El primer
ministro [Chamberlain] quiere que haya unas relaciones cordiales entre este
país y Alemania. No hay ninguna
dificultad en absoluto para mantener relaciones cordiales con el pueblo alemán.
Les acompañamos en el sentimiento, pero ellos no tienen el poder. Se deben
mantener relaciones diplomáticas y correctas, pero no puede haber nunca amistad entre la democracia británica y el poder
nazi, ese poder que rechaza la ética cristiana, que alienta su avance con
el paganismo bárbaro, que se jacta de su espíritu de agresión y conquista, que
obtiene fuerza y un placer perverso de la persecución y utiliza, como hemos
visto, con brutalidad despiadada, la amenaza de la fuerza asesina. Ese poder no
puede ser nunca el amigo leal de la democracia británica.»
* * *
«Dentro de muy pocos años, tal vez de muy
pocos meses, deberemos enfrentarnos con demandas que, sin duda, nos harán
cumplir; esas demandas pueden tener que ver con la entrega de territorio o la
renuncia a las libertades. Preveo y pronostico que la política de
sometimiento llevará consigo restricciones a la libertad de expresión y de
debate parlamentario, en plataformas públicas, y a los debates en la prensa,
porque se dirá (de hecho, oigo, que se dice ahora, de vez en cuando) que no
podemos permitir que unos políticos ingleses, comunes y corrientes, critiquen
el régimen dictatorial nazi. Entonces, con la prensa bajo control, en parte
directo, pero, sobre todo, indirecto, y con todos los órganos de la opinión
pública embotados y anestesiados para dar su consentimiento, nos conducirán
hacia nuevas etapas de nuestro viaje.»
* * *
«Y no
supongan que aquí acaba todo. La hora de la verdad no ha hecho más que
comenzar. Esto no es más que el primer sorbo, el primer anticipo de una copa
amarga que nos ofrecían año tras año, a menos que, mediante una recuperación
suprema de la salud moral y el vigor marcial, volvamos a levantarnos y a
adoptar nuestra posición a favor de la libertad, como en los viejos tiempos.»
(Extractos
del discurso de Winston Churchill, «Una derrota total y rotunda. 5 de octubre
de 1938. Cámara de los Comunes», en ¡No
nos rendiremos jamás! Los mejores discursos de Winston S. Churchill.
Seleccionados y presentados por su nieto Winston S. Churchill, traducción de
Alejandra Devoto, La Esfera de los Libros, Madrid, 2005, págs. 202-213).
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