En su brevedad y concisión, La guerra de sir John Moore. Historia
de la campaña del ejército británico en el noroeste peninsular durante la
guerra de la Independencia (1808-1809) (Punto de vista, 2016), último trabajo hasta la fecha
del escritor e historiador Juan Granados,
es un libro ambicioso. Ambicioso y sólido en cuanto a lo albergado en su
interior, cabe puntualizar; de ninguna manera, afanoso ni correoso para la
experiencia lectora. Un libro, entonces, que satisfará y colmará las
expectativas del lector en distintos frentes: del investigador y el
instruido en la materia, por tratarse de una obra bien documentada,
acreditada y afianzada por múltiples documentos y testimonios relacionados con
los hechos descritos; del aficionado
a la novela histórica (en especial, a la historia militar), merced al versado aliento literario de la escritura de Juan Granados, autor
fogueado en anteriores incursiones librescas en las que en todo momento ha
salido bien librado; y, en fin, de todo
aquel que busque en la lectura entrenamiento y entretenimiento, quien
persiga la andanza gozosa de las páginas de una historia que contenga
historias, y viceversa. Combinar tales propósitos variopintos y complacer a tan
amplio abanico lector no resulta tarea fácil.
La guerra de sir John Moore ofrece la crónica de un
particular episodio nacional concentrado en un tiempo y un espacio
determinados, que el subtítulo anuncia en cabecera, a la vez que propone la
aguda reflexión sobre un gran combate,
una tremenda tragedia —la invasión napoleónica y la subsiguiente Guerra de la
Independencia en España—, de amplio alcance: «fue una guerra nacional y
popular, pero también hecha en nombre de la monarquía y de la religión, fue una
guerra de independencia pero también territorio de un conflicto internacional
en el que los británicos desempeñaron un papel capital.» Una crónica, pues, bien dispuesta a marcar distancias con la Leyenda,
ese amplio campo de Agramante donde confluyen las hazañas y las patrañas, las
gestas y los gestos, la jácara y la jacarandana; sin olvidar la
autocomplacencia y el autoengaño.
Obra pulcra y rigurosa, La guerra de sir John Moore recrea las vicisitudes de la campaña del
ejército británico en el noroeste peninsular durante los años 1808 y 1809. Pero,
asimismo, propone una penetrante reflexión sobre la disciplina y la lealtad, el
sacrificio y el servicio, de unos militares entregados, más que a una causa, al
cumplimiento del deber, atemperado por
el sentido de la responsabilidad y el calor de la humanidad en una atmósfera
destemplada. Este es el caso de sir John Moore, general al mando de tropa británica desplegada en tierra extranjera, en presumible alianza con los
españoles, al objeto de frenar la invasión y la ocupación francesa en el suelo
hispano, aunque con la sensación de
moverse en tierra hostil: «En general, los ingleses achacaban a los
españoles su falta de organización, una clara tendencia a exagerar y a
despreocuparse del enemigo, sobre todo tras el espejismo de Bailén y su
habitual hostilidad y desconfianza a todo lo que sonase a británico.»
Ni hagiografía ni pretendida biografía, La guerra de sir John Moore constituye una exploración sobre el ser y el no ser, el hacer y el no hacer, de un general que no protagonizó un paseo militar sino un viaje de ida sin vuelta, que no procuró ser un héroe, pero que tampoco merece ser tenido por medroso ni espantadizo.
Ni hagiografía ni pretendida biografía, La guerra de sir John Moore constituye una exploración sobre el ser y el no ser, el hacer y el no hacer, de un general que no protagonizó un paseo militar sino un viaje de ida sin vuelta, que no procuró ser un héroe, pero que tampoco merece ser tenido por medroso ni espantadizo.
Acosado por el empuje del experimentado ejército
francés, bajo la vigilancia y la presión directa del mismo Napoleón Bonaparte,
personado en el escenario de los hechos a fin de espolear a sus huestes, el general Moore se esmera por cumplir su
tarea: frenar al francés y unir su fuerza al español. Pero, ¿quién representaba
por entonces a la patria española? A falta de un Gobierno efectivo, con un rey
felón que ni reina ni quiere gobernar de veras su propio país, a falta de un ejército
regular, uniforme y a escala nacional, la resistencia española está atomizada
en milicias y guerrillas,
presuntamente dirigidas por Juntas locales ciudadanas, que actuaban habitualmente
de modo improvisado, amén de mal coordinadas entre sí en toda la península,
cuando no enfrentadas o malavenidas, con serias dificultades para movilizar a
los esquivos parroquianos, delegando
todos en el inglés uniformado las tareas de defensa y contención del enemigo:
«la maltrecha Hacienda real explica bien a las claras las dificultades
logísticas y económicas que suponía a finales del Antiguo Régimen el
mantenimiento de un ejército estante sobre un territorio.»
En este escenario, sir John Moore se ve impelido a
aunar el mandado castrense que le
obliga a actuar —desplegado a su vez en sucesivas y a menudo en contradictorias
órdenes superiores— con un mandato
interior, a saber, proteger al máximo la integridad de la tropa que
comanda, mientras en penosa retirada procura tenerla bajo control a fin de reducir la indisciplina y los atropellos a
la población civil. Porque he aquí la cuestión: «si las cosas siguen así,
la ruina de la causa española y la derrota de nuestros ejércitos es inevitable;
entonces será mi deber tener en cuenta únicamente la seguridad del ejército
británico y tomar las medidas necesarias para sacarlo de una situación en que,
sin la posibilidad de hacer nada útil, se expone a una derrota segura.» (Carta de Moore al representante británico en España, sir Hookham Frere, 19 de noviembre de 1809).
No añade a esta abatida confidencia el compromiso de cumplir la misión aun al precio de su propia vida. Pero así
ocurrió.
Hoy, un monumento consagrado a la memoria del oficial
británico preside el Jardín de San Carlos en la ciudad de La Coruña. Juan
Granados, por su parte, ofrenda en el presente ensayo un homenaje a este
personaje, la semblanza de un militar y
de un hombre. ¿Quién fue sir John Moore?: un «escocés paradójico y
valiente, demasiado sensato y humano para ser un general perfecto, pero capaz
del más generoso sacrificio.»
*
Juan Antonio
Granados Loureda (La Coruña, 1961) se
licenció en Historia Moderna en la Universidad Compostelana en 1984, ampliando
luego estudios de doctorado en Madrid y obteniendo la especialidad en Historia
Económica en el Istituto Internazionale
Francesco Datini de Prato (Florencia). Su labor investigadora se ha
centrado en el estudio de los intendentes españoles del siglo XVIII.
Paralelamente, es catedrático de Historia e inspector
de Educación, trabajo que compatibiliza con una constante tarea publicística
que desenvuelve en diferentes frentes, tanto en sus frecuentes colaboraciones
en obras individuales y colectivas de índole histórica, donde podemos destacar
los libros Historia de Ferrol (1998),
Historia contemporánea de España o Historia de Galicia (1999) como en
colaboraciones en la prensa escrita, en El
Correo Gallego (2002-2009) y, desde 2010, en la sección de Galicia del
diario ABC, también en la revista
digital Anatomía de la Historia
(anatomiadelahistoria.com), de la que es miembro de su consejo asesor.
Desde que en 2003 publicara en la editorial EDHASA la
novela histórica Sartine y el caballero
del punto fijo, centra sus miras en la literatura. En 2006, apareció en la
misma editorial El Gran Capitán, su
segunda novela. De 2010 es Sartine y la
guerra de los guaraníes, segunda parte de las aventuras de Nicolás Sartine,
asimismo editada por EDHASA, y de ese año es también Breve historia de los Borbones españoles (Nowtilus). En 2013 salió
a la luz su Breve historia de Napoleón,
nuevamente con la editorial Nowtilus. Con Punto
de Vista, también en 2013, ha publicado España,
la crisis del Antiguo Régimen y el siglo XIX. De 2014 es el libro de
narrativa breve Entre brumas (Espacio
Cultura Editores). Y, de 2016, su reflexión sobre la teocracia jesuítica del
Paraguay incluida en la obra colectiva Utopía
y poder en Europa y América (Tecnos). Desde julio de 2011, dirige la Revista Galega do Ensino (EDUGA).
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