Publicada la 2ª actualización del ensayo El virus enmascarado. Totalitarismo pandémico en la era de la globalización (2021). Corregida y aumentada, incluye un tercer Apéndice, titulado «La traición de los gestores del saber». Reproduzco aquí algunos fragmentos de dicho texto:
¿Cuál está siendo el papel desarrollado por los «gestores del saber» en la gestión intelectual del Totalitarismo Pandémico? Designo con dicha expresión a quienes antes eran conocidos por el nombre de «filósofos», «pensadores», «científicos», «intelectuales», de personas entendidas y juiciosas, críticas e independientes, y que en el presente, ya no representan conjuntos específicos ni categorías significativas, sea por cese de actividad, jubilación o cierre generacional sin relevo, sea por traición, esto es, por sacudirse responsabilidades, sea por desviarse de su destino y dejar de escuchar la voz de la vocación. Si acaso, hallamos casos particulares, aislados, de herederos de la tradición sapiencial: son los francotiradores de ideas, resistentes de la verdad y la decencia, pensadores alejados de las corporaciones (dobladas, doblegadas) que les han suplantado, para constituir una especie distinta, aunque el significante ande suelto sin significado, como pollo sin cabeza, y siga nombrándose del mismo modo a quienes no son tales.
Es por esta razón que no sorprenda (mucho) la práctica ausencia de libros y artículos periodísticos publicados ni de intervenciones públicas por parte de «gestores del saber» analizando críticamente la Gran Crisis. Ocurrió algo similar con las crisis que la precedieron, y de alguna manera, le allanaron el camino […]
No observo notorias diferencias, en cuanto a actitud y pautas de comportamiento excepto en este aspecto: mientras la masa es manipulada, los gestores del saber en la posmodernidad se dejan manipular. Caracterizados, antes de su desaparición o mutación, por su compromiso con la verdad y el conocimiento, ahora saben, pero no contestan las llamadas... Dejadas atrás la convicción y la responsabilidad, sólo les queda la profesión (y la nómina) y el interés inmediato (inversión en corto y a la baja). Porque quienes ahora saben son los dobles, las sombras, del original: son los sustitutos, los usurpadores, los «propagandistas», los «expertos». He aquí quienes gestionan el saber y el no saber de la Crisis en nuestros días. […]
En 1927, Julien Benda publicaba el ensayo La trahison des clercs (La traición de los intelectuales). No es este el único libro que trate la cuestión, mas sí cabe reconocerlo como un clásico, un texto notable, básico, de referencia; de actualidad, pues no otra cosa es un clásico. A continuación, veremos si es posible, y aun conveniente, ponerlo al día, casi un siglo después de su primera edición (el manuscrito está así fechado: 1924-1927), a partir de sus meditaciones sobre la querella entre lo universal y lo temporal. […]
Desde hace más de dos mil años, los clercs han formado un movimiento en oposición formal al realismo de las multitudes. Ocurre que a finales del siglo XIX se produjo un cambio capital: los intelectuales se han dedicado desde entonces a hacer el juego a las pasiones políticas. […]
Aquí se sitúa el epicentro de la traición de los clercs que denuncia Benda: cuando su función y destino consisten en contrariar el despotismo realista de los pueblos, han empleado todo su poder y energía en excitarlo, poniéndose al servicio de la voluntad popular en lugar de defender la causa de la verdad, el valor y las ideas, lo intemporal.
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