En junio del año 2006, aprovechando una breve estancia en Ámsterdam, me acerqué a la vecina ciudad de La Haya, con el objetivo expreso de visitar la casa donde murió el filósofo Baruch de Spinoza. Un pensador al que tengo por el filósofo por excelencia, creador del sistema filosófico más sabio y mejor construido (more geometrico) de la historia de las ideas. El pensador por elegancia sería, también a mi juicio, José Ortega y Gasset.
Uno es previsor y suele preparar los viajes a conciencia, aunque, por lo que diré a continuación, no lo suficiente. Debes saber, amigo lector y viajero, que la vivienda en la actualidad es un domicilio privado. Abierto al público sólo algunos días al mes y previa cita con el propietario. Yo, ay, por entonces, no lo sabía.
Me planto ante la casa. La dirección es la correcta: Paviljoensgracht 72-74. Sendas placas fijadas en la pared dan fe de mi hallazgo. Llamo a la puerta. Desde una de las ventanas del primer piso aparece un sujeto que me dedica unas palabras que suenan a neerlandés. Yo le indico, en algo parecido al inglés, mi intención de visitar la buhardilla donde residió mi filósofo de cabecera desde 1671 hasta 1677. Será sólo un minuto y no deseo molestar. Me indica que aquella es una residencia privada. Replico con el filosófico argumento de que me he desplazado expresamente desde España hasta Holanda con el ferviente deseo de rendir homenaje al divino Spinoza. Nada que hacer. Cita previa y a ponerse en cola.
Uno que es un convencido defensor de la propiedad privada, y además respetuoso para con la intimidad de las personas, no insiste más y se recoge en el estoicismo para consolarse. Tuve tiempo y serenidad suficientes para tomar (y ser inmortalizado en) estas fotografías, que ahora te presento a ti, amigo lector y viajero.
Tiene que ser toda una experiencia, vivir en la misma casa en que lo hizo Spinoza. Y produce mucha tristeza pensar en la pérdida de talento y conocimiento que le supuso a Epaña y Portugal la expulsión de sus judíos. Por no hablar, claro está, de la infinidad de tragedias personales a que dió lugar.
ResponderEliminarAbrazos.
Vaya que sí. Seguro que algo queda en el ambiente de la casa donde estaba alquilado Spinoza que inspire a los espíritus materialistas de todos los tiempos...
ResponderEliminarLa expulsión de los judíos de la Península Ibérica es una página negra de nuestra Historia. Una tragedia nacional de la que se beneficiaron países más libres. Aunque, ojo, también en Holanda tuvo el bueno de Benito que padecer una ominosa expulsión de la comunidad judía. O tempora, o mores!
Saludos y buenos viajes
pues muchas gracias por la informacion, de modo q la casa-museo q queda es la de rinsjburg, bueno, a ver cuando podemos ir a visitar a don benito
ResponderEliminarLa casa donde murió Spinoza puede visitarse, pero con cita previa. Esa gestión es la que hay que gestionar. Y yo no la hice... Y cierto, nos queda visitar la casa-museo en Rinsjburg. Pongo enlace sobre ésta, donde también hay datos sobre las visitas a la casa en La Haya.
Eliminarhttp://es.spinozahuis.com/main.php?obj_id=996497566
Saludos y buenos viajes
Felicitaciones por el viaje aunque haya sido incompleto por no poder ingresar, gracias por toda la información para los que queremos en algún momento rendir homenaje al genio de Spinoza visitando los lugares donde vivió. saludos desde Argentina !!
ResponderEliminarGracias por la visita y felices viajes. Saludos desde España.
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