Robert Brenner, Mercaderes y revolución. Transformación comercial, conflicto político
y mercaderes de ultramar londinenses, 1550-1653, Akal, Colección Cuestiones
de Antagonismo, Madrid, 2011, 800 páginas
Ha sido,
justamente, un autor francés de inquietudes liberales, Benjamin Constant (1767-1830), quien ha dejado establecido, hace ya
un par de centenares de años, la importante conexión existente entre la
naturaleza, el valor y fines del comercio y los avatares de la política. En la célebre conferencia Sobre la libertad de los antiguos y la libertad de los modernos,
enunció las tres condiciones necesarias para que las sociedades avancen en el
proceso de modernización y civilización.
Es necesario,
afirma Constant, en primer lugar, que el
comercio vaya sustituyendo a la guerra como vía de relación e intercambio entre
los pueblos: «porque uno y otro no son sino medios diferentes de conseguir
el mismo objeto, que es el de poseer aquello que se desea.» Por otra parte, es
muy aconsejable que la forma asamblearia
y populista de deliberación y decisión (piénsese, por ejemplo, en las
actuaciones de la Asamblea Nacional en las postrimerías de la Revolución
Francesa) dé paso a la fórmula del
gobierno representativo ajustado a las leyes, a fin de evitar «la sujeción
completa del individuo a la autoridad de la multitud reunida.». Los Gobiernos,
finalmente, procurarán poca libertad y bienestar a los ciudadanos, si no toman
como objetivo principal el proteger la
individualidad y la privacidad, al objeto de que la propia sociedad ―y no el
Estado― cuide de sus intereses: «por grande que sea el interés que se tomen
por nosotros [los Gobiernos], supliquémosles que se contengan en sus límites, y
que éstos sean los de ser justos: nosotros nos encargaremos de hacernos
dichosos a nosotros mismos».
Fueron, sin embargo, los ingleses quienes entendieron antes que ninguna otra comunidad en el mundo la relevancia global del comercio, tanto como requisito para crear riqueza como para asegurar la estabilidad política. De hecho, su influencia fue decisiva en los acontecimientos que derivaron en la Revolución Gloriosa (e incruenta) de 1688. A resultas de ésta, Jacobo II es derrocado e instituida la primera democracia parlamentaria moderna. Un año más tarde, es proclamada la inaugural Declaración de Derechos (Bill of Rights), precedente de la Declaración de Independencia de EEUU en 1776 y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, declarada en Francia tras la (sangrienta) Revolución Francesa.
El volumen Mercaderes
y revolución, escrito por Robert
Brenner, estudia los precedentes de estos hechos extraordinarios, y de la
también conocida como «Revolución Gloriosa» en Inglaterra. Voluminoso en tamaño
y denso en contenido, el texto se divide en tres grandes partes. La primera
describe e interpreta la transformación del comercio inglés durante el periodo
1550-1650. La segunda analiza la evolución completa de la actividad política y
las alianzas de los mercaderes desde la década de 1620 hasta el estallido de la
primera Guerra Civil inglesa (1642-1645). La tercera parte, y última, sigue las
actividades y los alineamientos de las diferentes secciones de la comunidad
mercantil desde 1642 a 1653.
Prolijo y
proceloso paseo por una época histórica, indagando con minuciosidad y detalle,
el libro interesará, preferentemente, a los especialistas en la materia. Y, muy
en particular, a los familiarizados con el pensamiento marxista.
Robert Brenner es profesor de
Historia y director del Center for Social Theory and Comparative History en
UCLA. Investigador de tendencias marxistas, es miembro del consejo editorial de
la revista izquierdista New Lefs Review. Es autor de La expansión económica y la burbuja bursátil (Akal, 2003), La economía de la turbulencia global (Akal,
2009). Asimimo, ha coeditado ha coeditado el volumen titulado Rebel Rank and File. Labor Militancy and
Revolt from Below During the Long 1970s (2010).
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