Foto: grandesvias.blogspot.com |
En aquellos años todavía nadie hablaba del «Passeig de València al Mar». Tampoco del «Camino-Paseo de Valencia al Mar», proyectado por el arquitecto Casimiro Meseguer a finales del siglo XIX con el fin de trazar el eje Este del plan general de Ensanches de la ciudad: tres kilómetros de gran vía urbana que uniría sin obstáculos el jardín de Viveros con los poblados marítimos. Valencia de cara al mar. Ese era el plan.
Nadie empleaba entonces el rótulo «Avenida de Blasco Ibáñez» para referirse a un Paseo que ha quedado inacabado, como el cuerpo de Ricardo III según William Shakespeare, igual que una calle mayor sin salida, sin finalizar, cual cul de sac. Fatal ironía, o acaso malvada argucia, la de quienes promovieron el uso del nombre de don Vicente en vano, a modo de suplantación que hiciese olvidar la idea y el nombre originales. Semejante trampa nominalista trataba de desfigurar el verdadero propósito, a saber, que la gran calzada llevase directamente hasta el templete neoclásico, con vistas al mar, del autor de Arroz y tartana. Por entonces, apenas nadie escribía «El Cabanyal» para referirse a El Cabañal.
En la primera sección de la arteria, que debía verter el flujo urbano de una Valencia renovada al Mediterráneo, estaba construyéndose aquellos días la Ciudad Universitaria. Daba gusto deambular por las anchas aceras y recoletas avenidas que tanto necesitaba la ciudad, encerrada todavía en la ronda de Tránsitos, viviendo de espaldas al mar. Las nuevas Facultades de Medicina, Derecho y Filosofía y Letras, entre otras, pronto acogerían a estudiantes y profesores, preparando así las primeras promociones de licenciados.
Paseo Valencia al Mar, años 50 |
Hoy mi sueño, y el de una ciudad que no tenga cegada la magna puerta al mar, sigue sin hacerse realidad. El Paseo ha avanzado bastante desde aquellas fechas y ya casi lame la playa, pero, ay, continúa frenado en el barrio de El Cabañal. Un barrio marítimo convertido en barricada por políticas obstruccionistas y, según dicen, conservacionistas del patrimonio cultural de la zona.
Las calles de El Cabañal declaradas así «de valor histórico y cultural», a causa de la paralización del proyecto, van a conservarse, sí, pero como un poblado de chabolas, viviendas abandonadas, solares y basureros. Aún hoy, al término de la Avenida de Blasco Ibáñez, en Valencia hay un escenario de cañas y barro, una Habana Vieja como la Cuba de los Castro.Todavía mantengo el sueño, que el Paseo que va dar al mar, no sea el morir de un proyecto vital para la ciudad de Valencia.
El Cabañal interponiéndose en el trazado del Paseo de Valencia al Mar |
Ilustraciones tomadas de despuntes, el blog de saez+vigueras_arquitectos
Me gusta el ángulo que se forma en la primera foto.
ResponderEliminarBienvenido David C., viejo amigo de Cinema Genovés, a este blog de viajes.
ResponderEliminarLa foto es, en efecto, muy buena y tiene toda la traza de haber sido hecha por un "aficionado", es decir, que provendrá, muy probablemente, de un archivo personal (indico el sitio web de procedencia). Lástima no haber encontrado yo ninguna foto del mío.
Saludos viajeros
Este texto recoge, en esencia, el origen de la propuesta de Meseguer, a saber, que la burguesía valenciana de fines del XIX tuviera línea directa con la playa. Revestirlo como proyecto vital para Valencia teniendo, en la actualidad, la Avenida del Puerto o el nuevo Bulevar de Los Naranjos (donde, por cierto, está ubicada la nueva Ciudad Universitaria) como vías de acceso de la urbe al mar, me parece describir un escenario incompleto y no del todo exacto. Respecto a otra cuestión apuntada por el autor de este texto, el nivel de degradación al que ha llegado este barrio (el Modernismo presente en su arquitectura, ¿verdad? ), El Cabanyal (ahora podemos escribirlo con la grafía valenciana, hasta hace unos años no tan lejanos, circunstancia impensable), cabría preguntarse por la responsabilidad de los poderes públicos. No es menester recordar que en Valencia también existió un proyecto cuya propuesta original era construir una autopista en el cauce del río Túria, tras el desvío de sus aguas fuera de la ciudad (Plan Sur), por suerte, las autoridades recapacitaron y ahora los ciudadanos pueden disfrutar de un entorno magnífico para, entre otras actividades, pasear. Un cordial saludo y queda apuntada otra visión sobre este polémico asunto para que los lectores de este espacio puedan completar mejor la información.
ResponderEliminarPues constancia queda de esa otra visión del tema. Que luego no se diga...
EliminarSaludos y felices viajes