jueves, 19 de agosto de 2010

¡AL RICO, IMPUESTO!

«Cada día más españoles reclaman que el Presidente del Ejecutivo socialista, todavía resistente en La Moncloa, cambie de empleo para supervivencia de la Nación. Respuesta gubernamental: en un ejercicio profesional de cintura política, y para provecho particular y partidario, ZP ha pasado en pocas semanas de ejercer de zapatero prodigioso a hacer prácticas de sastrecillo valiente. Tomando medidas y con las tijeras en ristre, se ha aplicado, no a la confección y la alta costura, sino al arreglo y el retoque, a la compostura y el remiendo. Aprendiz en todo, ZP, simplemente, nunca da la talla.
Entre recortes y ajustes en la pernera, ha llegado hasta el punto de tocarle el sueldo a los funcionarios y la pensión a los jubilados, aparte de otros quebrantos. Con tanto tajo y descosido, no sé si ha puesto freno también al caos de las obras públicas urbanas, modelo tercermundista. Porque, diga lo que diga el ministro del fomento del gasto, en mi lugar de residencia sigue siendo heroico desplazarse con sosiego y seguridad por las calles: unas, trastornadas por el traqueteo del martillo neumático; otras, obstaculizadas por vallas y barricadas; las de más allá, sembradas de adoquines como no habíamos visto desde el París de Mayo del 68. No sé si se trata de los restos de la primera parte del Plan E, de su secuela o, definitivamente, del derribo de España. España: país en quiebra económica y política, con aceras relucientes.

En las faenas de ahorro y austeridad este presidente es un auténtico desastre. Al verse impelido a ejecutarlas, actúa con desgana y sin convicción, por lo que le resulta cada vez más difícil convencer y generar confianza. Entre otros motivos, porque alardea incluso de su desafección a cualquier forma de control del gasto público. En todo momento, necesita hacer patente que la política del ajuste económico no es cosa suya.

A Zapatero lo que de verdad le va y le pone es la subida de impuestos, aunque tampoco alcance a comprender con qué consecuencias económicas, fiscales o presupuestarias. Sólo tiene claro tres extremos: 1) los impuestos generan poder y reponen la caja; 2) irritan al facherío y satisfacen (jamás sacian) la sed de justicia redistributiva del rojerío; y 3) ahora, más que nunca, los ricos la van a pagar… He aquí el mensaje del Ejecutivo socialista enviado a la sociedad y los mercados para salir de la crisis: hágase o consérvese rico en España, que el Gobierno intervendrá sus bienes y propiedades para disfrute ajeno.

A Zapatero se le ha metido entre ceja y ceja incrementar los impuestos a los ricos por aquello del reparto equitativo. Al pobre, Educación para la Ciudadanía, aborto gratuito y prestación por desempleo. Al rico, traje entallado y sin tirantes, para que pueda apretarse bien el cinturón. El Presidente socialista, cual adolescente narcisista, precisa reafirmarse sin tregua, en su caso demostrando que, haga lo que haga o no haga, siempre es progresista. ¿Qué hacer, jefe? Progresivas subidas de impuestos, pero “sólo para los que de verdad tienen”. Enigmática expresión. ¡A ver quién se siente aludido!

La derecha acomplejada seguro que no. El PP, por ejemplo, centrista y centrado, dice ser partido de la clase media, no de los ricos. Curioso país España, donde alguien grita “¡rico!” y nadie se vuelve o responde. “Rico” en España es epíteto ofensivo y aun maldito. Ante su sola mención se muestran esquivos los potentados, intimidados los presuntos implicados y avergonzados los que sueñan con serlo…más. Bueno, no todos.

A propósito de las investigaciones publicadas sobre la creciente fortuna del Presidente del Congreso de los Diputados y familia, ha tenido que salir al rescate del honor del clan su propia esposa, actuando así como la voz de su Bono. "Sí, gano dinero —ha declarado muy afectada —. Me siento orgullosa de dar trabajo a 30 personas todos los días. ¿He de pedir perdón por eso?”. ¡De ninguna manera! Aunque “por eso”, es preciso puntualizar, sólo tiene uno (o una) que exhibir carné y pedigrí socialista. 

Sucede que semejante arenga, apología del espíritu empresarial y del capitalismo, sólo es tolerable, según el poder establecido, cuando proviene de sus ricos, es decir, los ricos que dicen no saber lo que “de verdad” tienen.»

Columna publicada en el diario digital Factual el 30 de mayo de 2010. Se trata de mi última columna aparecida en dicha publicación, poco antes de que ésta echara el cierre.

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