Foto: Aleksandr Rodchenko |
«De este modo, la resistencia contra el
nazismo se convirtió a partir de 1945 en una de las principales bases del pacto
fundacional de los sistemas políticos y sociales de varios países europeos. El consenso antifascista sirvió de piedra
sobre la que se elevaron los modelos de Estado de Bienestar pero también del
socialismo de Estado. [...]
[En Francia]
La mitología de la autoliberación,
de la masiva participación de los franceses en la lucha contra el invasor,
continuaría casi invariable hasta el 1968. La importante diferencia entre la
realidad y el deseo se cubría con patriotismo y palabras conmovedoras. [...] No
es por ello banal el hecho de que cuando De Gaulle volvió al poder en 1958 —el
principio de la V República — comenzara una campaña de construcción de
monumentos a la resistencia, de creación de lugares de memoria y de general
revalorización de la tradición resistencial. [...]
Foto: Aleksandr Rodchenko |
[En Alemania]
Pese a ello, sólo a partir de la
reunificación alemana de 1990 comenzó la obsesión por la resistencia. Ésta
acabaría llevando a una especie de carrera para demostrar que la acusación de Daniel Goldhagen de participación
general de los alemanes en la persecución de los judíos, quedaba puesta en
entredicho a causa de las dimensiones —inesperadas— de la resistencia. A
cambio, y muy pronto, la resistencia de sus compatriotas forzados —o no— a
vivir en el Este, bajo el gobierno del Partido Socialista Unificado —la «zona
de ocupación soviética»— se convirtió pronto en parte del discurso histórico de
la RFA. El hecho de que el 17 de junio —el día del levanta contra el SED en
1953— se convirtiera de inmediato en «Día de la Unidad Alemana» y fuera
festejado con pompa durante años, nos muestra cómo la resistencia anticomunista
estaba —en las condiciones de la Guerra Fría— legitimada. Las persistencias del
nacionalismo en el discurso político anticomunista eran además evidentes.
Por el contrario, la República Democrática
Alemana, la Alemania comunista, construyó su identidad legitimándola
explícitamente a partir de la resistencia. [...]
[Por su parte] el Estado soviético que sobrevivió triunfante a la barbarie nazi
construyó su nueva identidad y su nueva legitimidad a partir de la traumática
guerra de liberación nacional, la «guerra patriótica».
José M. Faraldo, La
Europa clandestina. Resistencia a las ocupaciones nazi y soviética 1938-1948
(fragmentos)
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