Amir Valle, La Habana. Puerta de las Américas, Editorial ALMED, Granada, 2009, 423 páginas.
Amir Valle (Guantánamo, Cuba, 1967), escritor y periodista, es licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Pertenece a la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y a la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). Es miembro, asimismo, de la Asociación Internacional de Escritores Policíacos (AIEP). Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales como reconocimiento a su dilatada obra, entre ellos: el Premio Nacional de Cuento «13 de Marzo» 1986, el Premio Nacional de Crítica Artística y Literaria José A. Portuondo 1998, el Premio Nacional de Novela Erótica «La Llama Doble» (en dos ocasiones) 2000 y 2002, el Premio Internacional de Novela «Mario Vargas Llosa» 2006 y, finalmente, el Premio Internacional Rodolfo Walsh 2007 por una de sus libros más conocidos, Jineteras, trabajo de investigación sobre el fenómeno actual de la prostitución en la isla, y que le llevó ser puesto en la lista negra de personajes bajo sospecha por las autoridades del régimen castrista.
Pero, no acaba ahí la negrura de la circunstancia que rodea la vida y la obra de Amir Valle. Su producción, tan rica como variada, aborda el género del periodismo y el ensayo, la novela y el cuento, aunque una de los temas a los que ha dedicado más tiempo y energía es el de la novela negra. Y fue, precisamente, a raíz de la promoción de una obra de este género cuando acontece un hecho dramático (aunque nada extraordinario en la Cuba de los últimos cincuenta años) en la biografía de nuestro autor, y que nos interesa ahora referir: la prohibición gubernamental de volver a la isla.
Con traza, asimismo, de novela negra relata Valle a continuación dichos acontecimientos en una entrevista concedida tras la publicación del libro objeto de la presente reseña, La Habana. Puerta de las Américas:
«En octubre del 2005 salí a España a presentar mi novela Santuario de sombras, que ya en ese año denunciaba un fenómeno que dos años más tarde se pondría de moda: el tráfico de personas entre Cuba y Estados Unidos vía marítima. Cuando llegó el momento de regresar, las autoridades migratorias cubanas me lo impidieron y comencé una lucha por regresar que no creo haber perdido porque mi caso quedó bien documentado por la prensa internacional como una violación más del gobierno cubano a la libertad de movimiento de los cubanos. Pero ya en el 2007 creí haber agotado todos los sitios de denuncia y desde entonces, hasta ahora mismo, vivo en Alemania, un país que me ha abierto las puertas de capital (vivo en Berlín) y de su cultura (tengo ya acá ocho libros míos traducidos al alemán). Lamentablemente, no he podido regresar a Cuba desde el 2005, pero he aprendido que ninguna tiranía te puede quitar algo que llevas contigo a donde quiera que vas. Y La Habana, Santiago, el pueblito Maceo donde pasé mi infancia, Guantánamo, Cuba entera, están conmigo siempre.»
Libro escrito por encargo durante su actual existencia expatriada en Berlín, La Habana. Puerta de las Américas, contiene todo lo que puede esperarse de un volumen de estas características: historia y geografía, crónica y cronología, itinerario de recorridos y estancias, memoria sentimental e intelectual de un espacio legendario. A los capítulos correspondientes a cada una de estas materias —«Las voces de la ciudad», «Crisol de culturas», «Una ciudad viva», etcétera— se le han añadido un «Glosario de términos cubanos» y un «Índice onomástico» muy prácticos.
Más que una superficial historia de la ciudad, un somero reportaje más sobre el Caribe o una guía para turistas y visitantes, el libro representa la biografía —íntima, y al mismo tiempo, abierta— del corazón de esa vieja dama, cumplidos ya los ocho siglos de existencia, que es Cuba. La Habana. Puerta de las Américas rastrea sus calles, plazas y rincones, sigue la pista de los héroes nacionales y la gente corriente, con la mirada emocionada de quien sabe de lo que habla y de quién esta hablando. Cuba es, en efecto, tierra fértil y pródiga, patria de José Martí, cantera de música mágica y de escritores inmortales.
País tan imaginario como real, que ha conocido el esplendor de los viejos tiempos, pero también de los tiempos modernos, Cuba, entre las naciones iberoamericanas, fue pionera en industrialización, hasta la llegada de la Revolución. Disfrutó de una etapa cosmopolita, animada por casinos, salas de fiesta de nombres legendarios y muchos cines. Todo ello es aquí referido, ciertamente, con orgullo, pero sin sentimentalismo ni afectación, ni siquiera con rencor o despecho, después de todo. Tampoco con vanidad.
Con el orgullo habanero recorriendo sus venas, Valle no habla, en rigor, desde vanidad sino de «habanidad» (uno de los capítulos del libro lleva por título, justamente, «La típica Habanidad»), sin duda, en homenaje al maestro cubano Guillermo Cabrera Infante, quien fijó hace años este canto espiritual de La Habana: «Habanidad de habanidades, todo es habanidad.» Sin ningún tipo de duda, tanto para Valle como Cabrera Infante, La Habana (Cuba) no es más que eso: una fijación.
En el sitio oficial en Internet del autor cubano, puede leerse a modo de presentación esto que sigue:
«No habito Cuba: Cuba me habita. Y amo mi isla con la misma rabia en que la padezco. Amo su diversidad y padezco sus cegueras. Amo a Benny Moré y a Celia Cruz, a Fernando Ortiz y Moreno Fraginals, a Lezama Lima y Eugenio Florit, a Carpentier y Cabrera Infante, a Enrique Arredondo y Guillermo Álvarez Guédez; y padezco las razones absurdas que intentan negarle lo que son: patrimonio de todos los cubanos, por encima de credos, filiaciones, intolerancias y extremismos. Desde esa Cuba escribo.» He aquí, pues, su libro sobre Cuba.
A pesar de las circunstancias, Amir Valle, en las sucesivas actualizaciones de su página web, no ha corregido una coma de lo arriba escrito. Más que una formal declaración de principios, debe entenderse como la emotiva confesión del destino trágico, en el sentido más clásico de la expresión, de un escritor que relata su particular odisea. O también podríamos decir: el viaje de un narrador de raza para quien escribir «desde» Cuba significa todavía hoy escribir desde la nostalgia, desde el espacio dejado atrás, aunque no perdido.
Hoy, físicamente lejos de Cuba, pero anímicamente tan cerca de la isla que es su tesoro, Amir Valle acaba de terminar una nueva novela, esta vez no directamente relacionada con Cuba. El relato gira alrededor de la figura de Charles Chaplin, y en el que aparecen personajes tan distintos y distantes como Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda de Hitler; Marilyn Monroe, Joe Dimaggio, y una joven alemana de pasado neonazi. También Che Guevara tiene un papel en esa historia.
Y es que un cubano habanero de corazón, aun en la distancia y en el tiempo, aun transitando por no importa qué género literario o nación del mundo, jamás pierde el acento en el habla ni su devoción por la Puerta de las Américas, aunque lamentablemente, y hasta ahora, siga cerrada para Amir Valle.
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