lunes, 8 de noviembre de 2010

UN «TEA PARTY», POR FAVOR

Columna de César Vidal publicada con el título de «Tea Party» en


«He comentado en más de una ocasión la ignorancia escandalosa que demuestran en España políticos y medios de comunicación al hablar de EEUU.
Siguiendo tan bochornosa tradición, se han ido acumulando los comentarios de la progresía sobre el Tea Party, calificándolo como "ultra-conservador" o "extrema derecha". [...]

El Tea Party defiende, fundamentalmente, tres principios. Uno, que los políticos deben responder ante sus electores por sus acciones. Dado que, si hubiera listas abiertas, a Gallardón no lo votaría ni su difunto padre, y que Leire Pajín no llegaría ni a conserja, no me extraña su ira ante el Tea Party. Dos, que los políticos deben responder de la manera en que se gastan nuestro dinero. Eso podría llevar a Gallardón a una cadena de reclusos picando piedra en el estado de Louisiana y a sindicatos y gobiernos autónomos a Alcatraz si aún estuviera abierta, de modo que también se comprende su resistencia. 

Por último, que los políticos no tienen derecho a subir los tributos a su capricho. Un miserable que ha triplicado el impuesto sobre las viviendas y multiplicado el de basuras para construirse una mastaba en Cibeles debe sufrir ataques epilépticos ante semejante principio, y no digamos los que lo mismo crean embajadas catalanas en el extranjero que dan dinero a los gays y lesbianas de Zimbabwe.

Sin embargo, para cualquiera que sepa de lo que habla el Tea Party, es una de las manifestaciones más nobles de la política en cualquier parte del mundo durante las últimas décadas. La manera en que han triunfado en las elecciones lo corrobora. Desgraciadamente para los ciudadanos de a pie, no hay posibilidad de que exista en España. Aquí ni tuvimos en su día Reforma, ni revolución puritana, ni revueltas para no pagar impuestos. Quizá por todo eso ZP está en la Moncloa y Gallardón es alcalde de Madrid.»



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